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La Astrología como ciencia























Definición de Astrología

La Astrología es la ciencia que estudia la posición de los astros para explicar las diferencias que existen entre las personas o los colectivos humanos y para predecir sus comportamientos y los acontecimientos futuros en el entorno de los hombres.

Pero según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su vigésima primera edición, es el estudio de la posición y del movimiento de los astros, a través de cuya interpretación se pretende conocer y predecir el destino de los hombres y pronosticar los sucesos terrestres.

Esta definición no difiere más que en su tendenciosidad, al dejar entrever no sólo la incertidumbre de su reconocimiento como conocimiento predictivo, sino también la posición intelectual de la Real Academia al respecto, cual es la de evitar incluir que se trate de una ciencia, sugiriendo, en cambio:

Los astros inclinan, pero no determinan
Los astros inclinan, no obligan
Astra inclinant, non necessitant
The stars incline; they do not determine
Astra inclinant ma non determinant

Es casi como hablar de Biología y Psicología. Aunque la Biología es tangible, no así la Astrología. Pero si la Psicología es considerada la parte de la Filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones y, por extensión, de todo lo que atañe al espíritu, ¿no dejará la vida mental algo aparte estas definiciones de Astrología?

Por el contrario, si consideramos la Psicología como el estudio de los comportamientos y pensamientos de las personas, estaremos pasando a la Psicología a un ámbito más científico, pero también más próximo a los objetos de estudio de la Astrología.

Religión y Astrología han convivido durante siglos porque se referían a cosas diferentes, aunque pareciera que no.

El libre albedrío chocaba, en cambio, con el determinismo astrológico, por eso se inventaron eso de que "los astros condicionan pero no determinan". Algo así como la predisposición genética en nuestros días.

Se han debatido en el siglo XX, aunque no suficientemente, los efectos de la Luna sobre el comportamiento de las personas (violencia y cambios de comportamiento) y se han utilizado con valor predictivo. También los vegetales se ven afectados en forma de crecimiento bajo la luz lunar u otras explicaciones. Las mareas y el período de la mujer se admiten que también están sometidos a influjos lunares. ¿Por qué entonces tantas reticencias a reconocer los efectos de los astros sobre la personalidad? ¿No se admite, acaso, el influjo de la luz del Sol en nuestro comportamiento?

Tal vez la cuestión estribe en que está suficientemente probado el efecto de la luz sobre personas y vegetales, pero no los campos gravitacionales, único fundamento científico al que puede asirse hoy la Astrología.

Sospecho que los distintos signos astrológicos se realizaron previamente al estudio de los cielos. Algo así como la categorización de las distintas clases de personalidad. Y fueron fruto de una observación naturalista de distintos tipos psicológicos y del contraste de hipótesis. Por eso podemos hablar de ciencia al referirnos a la Astrología. Después se miró al cielo para esta explicación, como hicieron los mayas y los chinos. Pero ¿por qué la explicación tenía que venir del cielo? ¿Se trataba de un comportamiento atávico ese de mirar al cielo, tal vez por una procedencia de más allá del cielo? ¿O sólo la fascinación del cielo claveteado de brillantes luces les sugirió esta explicación? El desprecio que tienen los científicos de nuevo cuño por la Astrología descubre su ignorancia, al ser la Astrología un compendio del saber científico de las épocas donde se desarrolló, usuaria de las Matemáticas, de la Física, de la Psicología, pero también impulsora de sus desarrollos posteriores.


ASTRÓLOGOS ESPAÑOLES


Diego de Torres Villarroel, el Gran Piscator de Salamanca

Torres Villarroel muere en Salamanca el 19 de junio de 1770, a los 76 años en el Palacio de Monterrey, donde vivía bajo la proteción del Duque de Alba, al que le administraba los bienes desde mucho tiempo atrás.

Actualmente es una de las figuras más conocidas y entendidas de su siglo, pero antes no fue así, considerado como una personalidad "fuerte y enigmática".

Fue poeta, catedrático de matemáticas, médico, vendedor ambulante, torero, meteorólogo, hidrólogo, experto en apicultura, bailarín, teólogo, clérigo, periodista y astrólogo, entre otras ocupaciones.

El Dr. Marañón, famoso por tener a su nombre una estación de metro y por su soberbia intelectual, lo califica de "escritor sin vergüenza" y "embaucador y mentiroso hasta el cinismo", dando muestra de otra de sus habituales torpezas cuando saca los pies de la medicina.

Torres Villarroel nació en Salamanca a últimos de mayo de 1694. Hasta 1713 permanece en el Colegio Trilingüe, al que llegó por beca. Tarda más de treinta años en ordenarse sacerdote, por gustarle más las lecturas, la poesía, el teatro y organizar fiestas y diversiones. Entre fiesta y fiesta lee distintos manuales de Derecho, Filosofía, Medicina y Matemáticas, que le permitieron ganarse la vida. Escribe Almanaques y pronósticos, que le proporcionó fama entre sus contemporáneos pero también dificultades para ingresar en la universidad, ya que estas publicaciones se consideraban perniciosas para la ciencia.

Acertó en la muerte del joven monarca Luis I (31 de agosto de 1724) y el inicio de la Revolución Francesa (1789), que él predijo para 1790:

Cuando los mil contarás
con los trescientos doblados
y cincuenta duplicados
con los nueve dieces más,
entonces, tú lo verás,
mísera Francia, te espera
tu calamidad postrera
con tu rey y tu delfín
y tendrá entonces su fin
tu mayor gloria primera.

Consiguó ser vicerrector en Salamanca tras ser declarado inocente por difundir unas sátiras en la universidad. Vivió posteriormente en Madrid, trabando amistad con la Condesa de Arcos. Allí, intervino contra unos "duendes" armado de un palo, que tenían atemorizados a los sirvientes y a la condesa.

Referido a la Astrología, y en respuesta al Dr. Martínez y su Juicio final de la Astrología, Torres publica Entierro del Juicio Final y vivificación de la Astrología

En 1745 se ordena sacerdote, a los 52 años, después de treinta de subdiácono.


ASTRÓNOMOS

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Astrología Última actualización 03/02/13

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